Ayer pude ver varios episodios de la nueva temporada de Black Mirror, la serie distópica creada por Charlie Brooker que invita a reflexionar sobre la deriva de nuestra relación con las nuevas tecnologías. Por la vinculación que me une a las redes sociales, me parece oportuno reflexionar sobre el primer episodio, Nosedive.

    El episodio trata sobre una sociedad que ha convertido el funcionamiento de Instagram y Facebook en su manera de ordenarse, pudiendo puntuar cada interacción social gracias a unas lentes capaces de conectar la realidad con un plano virtual. Así, cada personaje lucha por tener una buena consideración pública, pues según su valoración podrá acceder a determinados privilegios. Como Klout, pero a lo bestia. Fijaos si no, en cómo se define Klout en su web y su analogía con los protagonistas del relato (resulta inquietante la semejanza).

    klout

    Sería, para entendernos, el concepto de marca personal llevado al extremo. El episodio, quizás el más plano argumentalmente de los cuatro que vi, gustará al gran público. La labor de escenografía, fotografía y decoración conforma un episodio preciosista y efectivo. Una demoledora crítica no sólo a la hipocresía virtual, sino también a la libertad que renunciamos con tal de obtener el beneplácito de una comunidad y cultivar nuestro sentido de pertenencia.

    En cuanto al Marketing, hay una escena magnífica, donde la protagonista consulta a un asesor externo que actúa tal y como haría un asesor de marketing digital, indicándole qué acciones le convienen para subir su consideración pública (las personas son evaluadas de 0 a 5 estrellas por el resto de su entorno). Así pues, ¿cual es el error de la protagonista, Lacie, tiene en el relato?

    lacie black mirror marketing

    El mismo que la tenebrosa sociedad del capítulo. Las acciones realizadas por Lacie están más pendientes del resultado, que de la autenticidad y calidad de las mismas. Confunde el fin con el medio. Su obsesión por el Klout, la reputación digital, la desnaturaliza (algo que sucede a muchos «gurús» del Social Media).  Lacie descuida la esencia del producto, ella misma, resultando falsa y poco creíble. En definitiva,  es incapaz de reconocer sus limitaciones y exhibe virtudes que no le corresponden.

    En la estrategia digital que realicemos para un servicio y producto, no vale sólo con vestirlo bien de cara al público. Sólo se puede definir un producto partiendo de la realidad y eso conlleva aceptar que a veces fallamos, que tenemos defectos o que no podemos agradar a todo el mundo. A veces, otorgándonos nosotros cuatro estrellas, reconociendo que no somos infalibles pero aspiramos a hacerlo, es como conseguimos cinco en la mente del cliente.

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      Escritor y Social Media Manager. Ha escrito el libro Yo, precario (Libros del Lince 2013), Juan sin miedo (Alkibla 2015), Hijos del Sur (Tierra de Nadie 2016) y SOS (2018). Ha sido traducido al griego y al alemán. En 2014, creó La Réplica, periodismo incómodo.